La terapia familiar

En Psicología Reconstructiva consideramos que, a veces, los problemas de una persona pueden perdurar pese a los tratamientos individuales que recibe y a todos los esfuerzos que hacen otros por ayudarla. Como si no hubiera cambios, sino solo inestabilidad y el equilibrio personal parece muy lejano.

En esos momentos es necesario considerar a esa persona como parte de un sistema mayor, donde otras personas significativas también participan de lo que le sucede. Ese sistema mayor es su familia. La familia es, en palabras de Maturana, un sistema autopoetico (1979), un dominio de interacción (pasión y emociones), un espacio de voluntad por querer vivir juntos. Así comprendemos que lo que le ocurre a un miembro de la familia, influye en los demás, generándose una red de relaciones que alimentan modelos o pautas de comportamientos más sanos, pero también favorecer modelos o pautas conductas problemáticas.

Por tal motivo, abordar el problema de una persona, se puede resolver de mejor modo cuando participan otros miembros significativos de su familia, y especialmente, cuando conservan la disposición a colaborar y querer seguir siendo familia, alimentando la voluntad o pasión de vivir juntos.

En Psicología Constructiva cada familia define su problema, y cada familia organiza la solución al problema tal como desea. De esta forma, la terapia de familia puede considerarse como un camino personal, pero que se recorre acompañado de quienes caminan junto a la persona. En el camino, se encuentran, se observan, se descubren, aprenden del otro, conversan, se reconocen y se proponen nuevas formas convivir, donde el sufrimiento, el síntoma, deja de tener espacio en el hogar que se conforma.

Lucio Chávez Igor

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