La Terapia con parejas

Algunas veces, el problema de una persona puede no estar relacionado con su familia, ni tampoco solo con ella misma, sino con su pareja (pololo, esposo, cónyuge, etc).

Muchas personas creen que ser un buen padre es lo mismo que ser una buena pareja y actúan conforme a ello. A muchas personas les sucede y, ahí hay una confusión que puede traer sufrimiento o desequilibrio personal. En Psicología Reconstructiva, ser Familia y ser pareja son dos sistemas diferentes, que pueden ser simultáneos, pero en nuestra cultura se privilegia más el “ser familia o ser padres” que “ser pareja”, por lo que muchas veces, se deja la pareja en un segundo plano después, por ejemplo, del trabajo, los amigos y los hijos. Ambos mundos pueden llegar a convivir bajo el mismo techo, pero al ser diferentes, también los problemas son otros.

Si en una terapia de familia, los problemas pueden ser el comportamiento de un miembro, la crianza de los hijos, la comunicación, los conflictos con el colegio, los roles que desempeñan cada miembro; en una Terapia de Pareja, los problemas pueden ser las discusiones, infidelidad, la sexualidad, los celos, el desamor, el manejo del dinero, la familia de origen. Es decir, en la terapia de pareja, lo que a un individuo hace sufrir, son temas que tienen que ver con un dominio donde pertenecen solamente dos individuos y, en que muchos continúan funcionando como si vivieran solos, hubiera más personas o se hubieran separado. Cuando las personas consideran que la relación de pareja es un tema importante es necesario poner atención a lo que sucede para revisar qué está sucediendo en este dominio valioso y, así lo consideramos, el momento de consultar para una primera entrevista.

En Psicología Reconstructiva, entendemos que en una pareja, la conducta de sí mismo y del otro, junto a los modelos que han aprendido en la vida, se transforman en los factores que mantienen o transforman la relación de pareja en algo afortunado o desdichado y, durante el proceso, pueden volver a recuperar recursos que alguna vez tuvieron y con las que se iniciaron en el camino de ser pareja, la comunicación, la complicidad, el deseo, la seducción, el humor, la historia compartida, es decir, aquello que los unió en algún momento puede convertirse en una herramienta terapéutica que puede sanar la relación y favorecer lo que a muchas les cuesta, en palabras de Coddou y Méndez, “disfrutar y permitirse ser pareja”.

Lucio Chávez

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